Los fabricantes de deportivos están encontrando un filón – un auténtico filón – en la creación de deportivos a medida, pero también series limitadas, que en algunos casos ni tan siquiera están homologados para la calle. Por suerte, para los que jamás podremos tener una de estas piezas, la aventura que están siguiendo marcas como Porsche nos está dejando deportivos emocionantes, apasionantes. Porsche acaba de presentar, cuatro décadas después de que naciera el original, su remake del Porsche 935. El deportivo que ves sobre estas líneas es el Porsche 935 del siglo XXI o, al menos, un deportivo de circuito, inspirado en el coche de carreras de los setenta, que solo podrán disfrutar 77 afortunados. ¡Bestial!
El regreso del Porsche 935 como deportivo de circuito
Como habrás podido imaginar por su estética, por su atrevida aerodinámica, este deportivo no tiene licencia de calle, solo podrá ser disfrutado en circuito. Tampoco ha sido pensado para la competición, como sucediera con el deportivo de carreras en el que se basa, un Porsche 935 que compitió durante un lustro desde 1976. Según Frank-Steffen Walliser, vicepresidente de las secciones de GT y competición de Porsche, “como este coche no está homologado (para la calle) los ingenieros y los diseñadores no tuvieron que seguir ninguna regla, simplemente tuvieron libertad durante el desarrollo”.
Porsche define a este coche como “un regalo de cumpleaños de Porsche Motorsport a todos sus fans en el mundo” o, al menos, a aquellos que puedan desembolsar los más de 700.000 euros – impuestos no incluidos – que costará. Las primeras entregas se llevarán a cabo en junio de 2019 y únicamente se producirán 77 unidades.
Cuerpo de deportivo de carreras, base de Porsche 911.
A pesar de su estética atrevida, radical, de deportivo de carreras, con rasgos próximos al prototipo de resistencia, este nuevo Porsche 935 ha sido construido sobre la base del Porsche 911.
Bajo esa coraza de fibra de carbono, ensanchada, y alargada, hay un motor de seis cilindros enfrentados, sobrealimentado por turbo, y con 700 CV de potencia, muy parecido al empleado por el Porsche 911 GT2 RS. La transmisión, un cambio PDK. Sobre la báscula apenas marca 1.380 kilogramos, y cuenta con ABS, y el control de tracción Porsche Stability Management, para facilitar el dominio de este tracción trasera de circuito. Los retrovisores, por ejemplo, los ha heredado del Porsche 911 RSR de carreras, el volante del Porsche 911 GT3 R y las salidas de escape son un guiño más a la competición, al Porsche 908 de 1968.
Los guiños al pasado, a su leyenda, llegan incluso a detalles tan aparentemente insignificantes como el del pomo del cambio, tallada en madera, que efectivamente es más ligera, aísla bien del calor, pero a efectos prácticos la mayor utilidad que tiene – y más en un coche con cambio automático en el que como mucho cambiaremos de marcha con las levas – es recordar clásicos, de la calle y los circuitos, como los Porsche 917, el 909 Bergspyder y el Carrera GT.