Esta es una de esas historias que nadan entre el fino linde de la realidad y el de las leyendas populares y por tanto su exactitud depende de quien la relate, pudiendo variar fechas, lugares o detalles.
1979 estaba siendo un año muy tranquilo y agradable en Serbia, por aquel entonces inmersa en el régimen comunista yugoslavo, dirigido por el Mariscal Tito tres años antes de su fallecimiento.
El plácido verano había derretido las frías nieves de los Balcanes y convidaba a los vecinos de Belgrado a pasar las cálidas noches en la calle. Algunos de sus ciudadanos relataron que veían pasar un Porsche blanco a toda velocidad, sin respetar señal alguna o semáforo. Los hechos se repetían noche tras noche, aparentemente sin motivo alguno como un simple divertimento, y la milicija no tardó también en avistarlo, otra cosa es que pudieran perseguirlo con sus humildes Zasatavas 101 a años luz de las prestaciones de un Nueveonce.
La policija de Belgrado inició las pesquisas y se encontró con la denuncia de robo de un 911 S Targa color blanco, perteneciente a un ex-tenista llamado Ivko Plecevic. Este estaba de vacaciones en su ciudad natal, cuando fue a buscarlo para desplazarse de vuelta a Austria, donde daba clases particulares, vió que no estaba en la calle donde lo había aparcado. Como por aquel entonces en Belgrado no debían haber muchos autos como este, la policía no tardó en atar cabos.
Fuera quien fuera el ladrón parecía provocar a las autoridades, anunciando con antelación a través de una radio por donde iba a circular cada noche. La actitud desafiante del misterioso conductor no tardó en despertar las simpatías de la población, algo rencorosa contra la policía del régimen comunista, a pesar de que el Yugoslavo no fuera el más represivo del momento.
Se le apodó El Fantasma de Belgrado. La gente acudía en masa a divisar sus correrías nocturnas, llegandolas a preferir a otros acontecimientos tales como los partidos de fútbol disputados en el Marakana de Belgrado.
Circularon numerosos rumores sobre la posible identidad del héroe anónimo; se especuló con un hijo de un prestigioso militar o un conductor profesional. La noticia acabó saltando a la prensa nacional y la milicija estaba temerosa de que pudiera llegar hasta el Mariscal y pudiera interrumpir sus vacaciones reuniones en la Cumbre de Paises No Alineados de Cuba. En los sistemas totalitarios cualquier rendija abierta en una administración férrea y un sistema intocable era considerado una cuestión de estado que debía atajarse de inmediato.
Se barajaron varias soluciones, los mismos comisarios a bordo de Fords salieron a perseguir sin éxito al 911, de día buscaron por toda la ciudad el auto estacionado, y tampoco pudo hallarse. Pensaron en disparar a los neumáticos, pero las autoridades no creyeron conveniente poner en peligro la vida de otros conductores, transeuntes o incluso de la misma policía. Para más Inri un fotógrafo llamado Bogdanovic consiguió capturar el rostro del fantasma tras el parabrisas del Porsche pero luego decidió no publicar la fotografía para no delatarle.
Finalmente como el conductor anunciaba parte de su trayecto y este pasaba por la rotonda de Slavija, se taparon todas sus salidas con autobuses. El Porsche acabó atrapado debajo de uno de ellos pero el Fantasma consiguió salir del vehículo ayudado por los presentes y huyó oculto entre la muchedumbre. La suerte de Vlada Vasiljevic, un simple ladrón de automoviles, estaba echada, alguien de la Milicija o un simple ciudadano le reconoció y fue capturado.
El dueño del 911 S Targa no pensó en arreglar el siniestro y lo vendió tal cual a un coleccionista. Ahí lamentablemente se le perdió la pista, ¿fue restaurado?, ¿volvió jamás a circular? ¿de aparecer ahora cual sería su valor?...
Tras un tiempo, Vasiljevic consiguió fugarse de la prisión donde fue recluido, y tras tres días regresó por su propia voluntad, alegó a los responsables del centro que debido a su obsesión por los autos no resistía el impulso de robarlos y practicar una conducción temeraria.
La leyenda continua tras su fallecimiento. Como no, tuvo lugar en la carretera, tras un accidente que también costó la vida de su copiloto a bordo de un Lada, el expediente policial del accidente desapareció misteriosamente y siempre quedó la duda si las autoridades ejercieron una vendetta, cosa por otro lado nada inusual pues varios sujetos incómodos para el régimen desaparecieron por aquellos tiempos.
Los hechos fueron llevados al cine en 2009 de la mano del director Todorovic y del productor Petkovic, hijo del fundador del museo de coches de Belgrado quien vivió en persona aquella romantica historia de un extravagante personaje y su Porsche, ambos durante diez noches seguidas pusieron en jaque a todo un regimen.