Como parte de uno de los innumerables proyectos secretos de la firma de Stuttgart se encuentra el Porsche 989, un Panamera adelantado a su tiempo que pudo y no llegó a ser por una serie de factores decisivos en la década de 1990. Este proyecto, que a priori debía haber sido lanzado como muy tarde en 1995, finalmente acabó siendo almacenado en la trastienda de Porsche, principalmente por factores económicos.
Nos remontamos a los años 80, donde los modelos de Porsche, como el 924 y el 928 de motor delantero, reinaban a sus anchas por los concesionarios de la marca. Dado el éxito que el Porsche 928 estaba cosechando a finales de la década, en 1988 se encarga el desarrollo de un sedán de cuatro puertas que derivara del 928, un gran turismo que preservara los valores de rendimiento y estilo de Porsche, pero combinados con un gran confort y una versatilidad nunca vistas en la compañía.
Al frente del proyecto se puso el ingeniero jefe Dr. Ulrich Bez y se le dio órdenes para que el nuevo vehículo ofreciera un carácter deportivo superior, con lujo y confort a la altura de Mercedes, Audi y BMW. Bez diseña un nuevo motor delantero que iría instalado sobre una plataforma de propulsión trasera con una distancia entre ejes de 2.826 mm. El Bloque, un V8 de 4.2 litros con 350 CV estaba asociado a una caja de cambios manual de seis velocidades transaxle.
El diseño de la carrocería, sin embargo, corrió de la cuenta de Harm Lagaay, un diseño que influyó en diversos modelos posteriores y que se tomaba como base el Porsche 911, a pesar de la disposición diferente del motor. Su diseño, estilizado y armonioso que jamás llegó a ver la luz de la producción, sirvió como base para el Porsche 911 (993), quien adoptó los faros delanteros, mientras que el Porsche 911 (996) se beneficiaría de una zaga casi sin cambios.
El interior del Porsche 989 se beneficiaría de acabados de calidad y componentes de lujo, asientos de cuero y Alcántara, un equipo de sonido premium y ajuste eléctrico para todo lo que era regulable. Todo ello, unido a una carrocería de cuatro puertas, un peso de 1.572 kilogramos y un rendimiento que permitía al 989 alcanzar una velocidad punta de 279 km/h, era todo lo que la firma de Stuttgart necesitaba para inaugurar un segmento que tardó años en llegar posteriormente, el de las berlinas de corte coupé.
Todo suena demasiado bien para entender el porqué de la decisión de Porsche de abandonar el proyecto. El vehículo debía ser lanzado como muy tarde en 1995, pero en 1991, el Dr. Ulrich Bez abandona la compañía, perdiendo fuerza y relevancia el proyecto para los ejecutivos. Por otro lado, las ventas del Porsche 928 (en que se basaba el 989) se desplomaron con la entrada de los 90, y la fortaleza del marco alemán frente al dólar habría supuesto a Porsche un menor beneficio en sus exportaciones.
Por último, la complejidad tecnológica del Porsche 989 supuso la pérdida total del proyecto. Debido a los costes que ello conllevaba, el coche debería venderse en Estados Unidos (principal mercado para Porsche desde hace décadas) por tres veces más de lo que un Chevrolet Corvette ZR1 costaba, algo que a los mandamases de la época en la firma alemana no llegó a interesar y finalmente decidieron no arriesgarse con el coche.
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